En los “Buñuelados de Olvidel” convergen cafishios argentinos con hampones mexicanos. Roqueros argentinos de la vieja guardia como Pajarito Zaguri, Tanguito, Moris, Litto Nebia, Spinetta, con cantantes de la eterna guardia mexicana como Piporro, Jose Alfredo Jimenez, Chava Flores y Cornelio Reyna vigilados por Juan Sebastian Bach a través de una fisura en el cielo. Convergen el terremoto del 85 con los terremotos fascistas del plan condor para el cono sur.
Converge la guerra de las malvinas con el levantamiento zapatista, converge la inmigración de europeos miserables a Argentina con el éxodo de indígenas mexicanos miserables hacia su capital. Converge la soledad de un argentino con la locura de muchos mexicanos y viceversa.